martes, 12 de octubre de 2010

VISIÓN: UN FILM SOBRE SANTA HILDEGARD




LA VISIÓN DE SANTA HILDEGARD


Hola queridos amigos del Cine Católico y espiritual.
Hoy comentaremos una película que salio en septiembre de este año 2010 y que ha llamado la atención en tanto que nos acerca a un personaje de la "alta edad media" llamado Santa Hildegard de Bingen.
Creo que para la mayoría de creyentes, sobre todo para aquellos que conocemos más de cerca la vida de los testigos de Cristo, los santos, siempre hacemos esta experiencia de no quedar completamente conformes con el resultado de las películas que van saliendo en distintos lugares y épocas. Por un lado podemos ser indulgentes con los directores en tanto que, referir la vida de un santo es una empresa no poco difícil y cuánto más lo es si esta referencia esta versada en imágenes, como es el caso del cine. Pero, por otro lado, no bajo esta justificación podemos dejar de decir y nombrar los errores y desviaciones que puedan disminuir la calidad del filme.

Comentaré esta película desde mi perspectiva que, aunque particular, no deja de esforzarse por estar impregnada de aquello que enseña el Magisterio y lo que fue realmente la vida del santo del que nos ocupamos.

A favor puedo decir que la fotografía y la banda sonora destaca por sobre todo.
El juego de las luces y sombras que logra la directora Margarethe Von Trotta es de una belleza singular. La música, aunque es merito absoluto de nuestra santa Hildegard, tiene una interpretación muy cuidada lo mismo que el sonido. Los interpretes están todos a la altura lo mismo que la escenografía y el vestuario.


Es el argumento, el desarrollo de la historia que, aunque se adivina que viene acompañado de un real esfuerzo, no alcanza y se queda corto, muy corto, al punto que, desde mi opinión personal, esta película no nos muestra quién fue Santa Hildegard sino que solamente aparecen algunos aspectos y brebes rasgos de lo que fuera su vida, matizados creo yo, con una aproximación afectiva evidentemente exagerada y que no es fiel ni a la historia y menos al ambiente espiritual monástico. Esto último lo digo sobre todo a propósito de la relación afectiva cuasi fusional entre la discípula Richardis y nuestra santa.
Por lo tanto, recomiendo ver la película por los apuntes que hice al principio, pero si alguien quiere conocer a Santa Hildegarde me parece indispensable recurrir a su biografía directamente porque esta película no nos enseñará mucho más sobre ella.

 

Les invito a poner atención en algunos detalles. En primer lugar los detalles positivos:

- Aunque pueda parecer demasiado crudo, la llegada de la pequeña Hildegarde a sus tiernos ocho años al monasterio de Isibodenberg, en la Montaña de San Disibod en la Diócesis de Speyer, es testimonio de algo propio a la Edad Media. La vida del hombre estaba impregnada de Dios, no solo su vida espiritual sino también la vida familiar, laboral y cotidiana, cosa que por lo demás debe ser así en razón de la unidad de la persona (cuerpo y alma).
Hildegard es la décima hija de
Hildeberto y Matilde, padres de la santa y que posiblemente estaban emparentados con la nobleza del lugar y la época. Este gesto es respuesta a los dones de Dios a quien se le consagraba el diezmo de lo que se poseía. Además, Hildegard fue confiada a su madre espiritual, la sabia monja Juta quien no solo le supo prodigar la educación integral, de la ciencia y la moral sino que también la envolvió con su maternal afecto que trascendió tanto por que no solo fue afecto humano sino sobre todo espiritual.


 

- Encontramos en la vida medieval esta claridad con respecto a la finalidad de la vida del hombre y por supuesto también de la mujer. La madurez humana se alcanza en el momento en que somos padre y madre. Por ello el hombre de la Edad Media, apegado a una fe que no se desentiende de la razón, sino que, muy por el contrario adhiere a ella, encuentra que hay dos lugares para alcanzar esta madurez: el matrimonio con el fruto de los hijos y la familia y la vida consagrada que desborda en la paternidad y maternidad espiritual.
Esto al presente podría "perturbar a alguno", no importa. Puedo afirmarlo ¡eso no ha cambiado! No se alcanza la plena madurez humana sino por el ejercicio completo de la paternidad, sea esta material por generación o espiritual.


- La liturgia, que como sabemos, es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica, es un tema importante en la vocación de la santa. Instancia de encuentro con el Trascendente, diálogos de amor y melodía que brota de la glosolalia. Hildegard entendió bien esta enseñanza recibida de su madre Juta. Es extraordinario el desarrollo de las composiciones que realizó la santa, inspirada ciertamente por el Espíritu Santo. Dios le enseñó que la música era un extraordinario medio para sanar el alma. Pero ponga atención, no estamos hablando de cualquier música, sino de la música sacra.
No confunda con la aromaterápia y musicoterapia con incienso incluido. No se trata en absoluto de la moda del newage que de "new" no tiene nada porque es el mismo sincretísmo de antaño.
Vale la aclaración porque, no que otras armonías no tengan la virtud de sosegar el alma humana, ciertamente existen muchas otras melodías. Pero aquí hablamos de una "sanación interior" que sobrepasa lo natural (de lo contrario no sería sanación interior) para llevarnos a lo espiritual y sobrenatural. La verdadera sanación del hombre está en la elevación de su naturaleza herida por el pecado. Esta sanación es la santidad y toda sanación que se pretenda espiritual tiene por fin último hacer de nosotros santos.

 

_ Y por último quería comentar algo que se destaca bastante en el filme y es la sed de conocimiento en santa Hildegard. ¿Qué es lo que lleva a esta mujer a devorar los libros y envidiar santamente las bibliotecas famosas de la época?. La búsqueda de la Sabiduría. Esta búsqueda es sinónimo de la búsqueda de Dios y la poseen todos los santos. Si bien es cierto, es común a todos los hombres el deseo de conocer, la sabiduría es la sed que poseen aquellos que quieren conocer de la fuente misma, es decir de Dios.

- Hay otros varios rasgos que se pueden rescatar y eso se los dejo a ustedes.



Con respecto a las carencias de este filme sobre todo me gustaría hacerles algunos alcances.

- Aunque no es para nada el problema de esta película si vale la pena mencionar que, no falta quienes buscan ver en personajes como Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena y también en santa Hildegard, las representantes del feminismo de la época. La edad media estaba suficientemente impregnada de Cristo como para caer en errores tan burdos.
Es curioso que en esta edad "entenebrecida por la ignorancia" e insistentemente mentada por algunos hijos de la ilustración como "la edad oscura", las mujeres fueran lo suficientemente dueñas de una sana identidad de modo que esto les pusiera a salvo del error del feminismo que no es otra cosa que un machismo trasnochado

 

- El comienzo del filme es como un partido de fútbol en el que los rivales anotan un gol en los primeros segundos. Disculpen el paralelo pero algo de eso sentí... una pena.
Esta escena es el fruto de lo que nos enseñaron en las escuelas. Posiblemente ya lo saben ustedes. La historia se reescribió con la aparición de los ilustrados. Desde Descartes y Espinosa hasta llegar a Kant, los filósofos racionalistas se encargaron de mutilar salvajemente la historia impregnándola de prejuicios mentirosos. La primera gran mentira es la bandera que dicta que entre razón y fe no hay posibilidad de comunión. Quien no sabe dar razón de su fe ciertamente debe tener cuidado en lo que cree, si es que en verdad cree en algo porque pueda ser que alguien crea que cree y entonces la vida con sus sufrimientos pondrán a prueba esa fe y vera si en verdad lo era. La otra infame es el tremendo agujero de la línea del tiempo. ¿Qué es esto?. Lo que se enseña en las escuelas. Primero está la Edad Antigua con Egipto, los Chinos, espartanos y compañía hasta que llegamos a la caída del Imperio Romano de occidente y algo se balbucea del Imperio Romano de oriente con Bizancio.
Así, "mágicamente", del 476 d.C pasamos al renacimiento, la edad de las "Luces"en el siglo XVIII.
Y ¿dónde quedaron más de 1000 años de historia...?
"¡Ah, te refieres a la edad media, la edad del oscurantismo y la inquisición...!!!
Bueno, eso no cuenta porque el hombre estuvo alienado por la fe así que no hubo desarrollo, por el contrario eso fue solo oscuridad"



La Edad Antigua estuvo acompañada por la sed del hombre que buscaba lo trascendente y por eso está llena de ídolos que testifican esta ansia por lo espiritual y en medio Israel, principio de la Revelación.
La Edad Media es el tiempo en que la fe cristiana alcanzó al hombre como sociedad y es así como ella se entiende a sí misma, solo desde Dios por cuánto es el fin, El es el centro, Cristo es Rey y Reina en la Iglesia y en los pueblos, en las capillas y conventos como en las familias, las de los ricos y las de los pobres.
Luego viene el Renacimiento, el graciosamente llamado siglo de "las Luces" y el imperio de los racionalistas e ilustrados cuya batalla consiste en destronar a Dios del corazón del hombre y de los pueblos y poner en el centro al mismo hombre que se hace "dios" y con una arrogancia mayúscula y autocomplaciente se da palmaditas a sí mismo para decir: "ahora ya somos modernos".
Esta Edad contemporanea en la que nos toca vivir a tí y a mí ¿qué terminará siendo?
Sumidos en la paradoja del desarrollo vertiginoso de la tecnología que nos pisa los talones y a algunos hasta nos pasa por encima, vemos con no poco estupor cómo en materia de moral y espíritu, vertiginoso es también el espiral que nos aprisiona y en el que termina azotándose una y otra vez nuestra humana naturaleza caída, redimida al precio de la Sangre de Cristo pero enceguecida por su orgullo, ella olvida facilmente y no quiere volverse hacia Aquel que traspasaron.

Por esto alguien dijo y con razón: "El siglo XXI será místico o no será"
Y por ello también es necesario conocer a nuestros místicos como santa Hildegard

Así pues, la película empieza con este tremendo tropiezo cuando muestra a un grupo de tontos creyentes esperando supersticiosamente el fin del mundo a la llegada del primer milenio de la Era Cristiana. ¡ Mi querida Margarethe, revisa tus fuentes!

- Y por último algo que ya había anotado con anterioridad. Yo estoy seguro que si una postulante a monja de la orden Benedictina de ayer u hoy dijera a su superiora lo que en la película dice Richardis, pues inmediatamente la mandaría de vuelta a su casa. Esa relación maternofilial entre Richardis e Hildegard está alejada totalmente de la realidad porque se ha inflado de un modo, para mi gusto, grosero al punto de mostrarla casi alienante. Así que queridos amigos, no se lo crean que la historia va por otro lado.

A contnuación les invito a escuchar una de las muchas melodías cuya autora es nuestra querida santa Hildegard titulada "Caritas abundat in omnia"


Y para acercarnos más al personaje de santa Hildegarde les dejo este video muy interesante... algunas cosas pasaron en la Edad Media... de tanta Luz unos ciegos dicen que se ve solo oscuro.

jueves, 3 de junio de 2010
























OSTROV - LA ISLA

Quedé gratamente sorprendido y muy edificado al ver esta película Rusa que sencillamente se sale de lo común. Esta es una película completamente ESPIRITUAL. Acompañada por un gélido pero bello paisaje de una isla retirada en la Siberia, el director de este filme, Pavel Lugin, tuvo la feliz idea de recoger esta historia que, para información del lector, está muy cerca de la realidad. No me consta que el argumento se base en una historia real, pero la tradición cristiana ya desde antiguo nos habla de estos padres anacoretas, verdaderamente Cristoforos, totalmente poseidos por el Espíritu Santo y que desbordan una sabiduría que en apariencia raya con la locura.

El padre Anatoly es un monje chiflado. Ha escogido en lugar de vivir en el monasterio junto con la comunidad religiosa, vivir en la bodega donde se almacena el carbón para calefaccionar el monasterio. Es difícil para los monjes entender al padre Anatoly. Pasa la jornada recolectando carbón y va y viene en viajes interminables para almacenar el producto. Gentes de lugares lejanos vienen a buscar a un santo cuyo "secretario" es Anatoly. El tiene un extraño comportamiento, cuando va al oficio no ora frente al altar o cara a los íconos sino que ora de costado o en lugar de orar silva o hace ruidos extraños. Pone en aprietos a sus hermanos en la fe, les hace bromas pesadas y parece que se burla de ellos...
Lo cierto es que nadie ha comprendido que está locura voluntaria y humilde esconde a un gran penitente y a un gran santo. Taumaturgo, profeta, exorcista, hombre de Dios, clarividente, poseedor de la palabra de conocimiento, carisma como el que tuviera el santo Cura de Ars o el padre Pío de Pietrelcina, este monje peculiar es portador de una sabiduría que no puede ser sino Divina.
¿Qué es lo que atrae al Espíritu Santo al punto que se precipita sobre tan singular personaje...?
Anatoly carga con una cruz, un pecado de su juventud, un hecho que no se borra de la mente de nuestro monje y que le provoca día a día a orar con el salmista: "Tengo siempre presente mi pecado, contra tí, contra tí solo pequé. Lo que es malo a tus ojos yo lo hice. pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, renuevame con espíritu firme. Oh Dios, crea en mi un corazón puro, no me alejes de tu Rostro, no me quites tu Santo Espíritu".


Son pocas las películas que he visto, por no decir que es la primera, en la que el personaje toma tiempo para orar y lo hace generosamente. Ciertamente "es un lujo" que el cine occidental no se permite.

Les invito vivamente a procurar ver esta película. Será de total provecho para vuestras almas.
Hay algunas situaciones muy absurdas que no las detallo. Solamente les doy como clave el versículo del Apóstol: "La sabiduría de Dios es locura y necedad para el mundo"

Tanto la conversión como el arrepentimiento son regalos de Dios. No creceremos en santidad sino pedimos al Señor recibir el don del Temor de Dios. El que alguna vez derramó lagrimas amargas por sus pecados sabe bien que esa es una tristeza que nos purifica.
Toda tristeza, o viene del demonio o viene del mundo o la carne, nunca jamás de Dios.
Hay una sola tristeza que viene de lo alto y es el arrepentimiento, la conpunción, el dolor de los pecados. Quien ha derramado estas lágrimas sabe que este es un dolor gozoso que nos hace más humildes, es decir, que nos pone de frente con la realidad de nuestra pequeñez y que nos invita a marchar por un camino nuevo que es el de la infancia espiritual. Esto es lo que nos propone Teresita del Niño Jesús y de la Santa faz.

Finalmente de lo que se trata en los caminos del Señor es siempre de regresar a lo escencial y esto es "que yo me sepa amado por tí, no por mis obras sino porque así Tu lo quiciste y entonces mi obrar será por tí, esa será mi alabanza y mi oración. Por eso no temeré tu juicio porque tu Misericordia sobrepasa mi esperanza. Yo lo se Señor mío que cumplirás tu promesa para con tus pequeños hijos y llegara el día en que seremos consolados sobre tus rodillas".

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Título Original: Ostrov
Título opcional: lLA ISLA o Exorcismo
Género: Drama
País: Rusia
Año: 2006
Director: Pavel Lugin
Duración: 110 min
Productora: Pavel Lungin Studio
Sitio Oficial: ostrov-film.ru
Reparto: Pyotr Mamonov, Viktor Sukhorukov, Dmitriy Dyushev, Yuri Kuznetson, Viktoriya Isakova, Nina Usatova, Yana Yesipovich, Olga Demidova, Timofei Tribuntsev, Aleksei Zelensky



EL STARET Y LA ORACIÓN DEL CORAZÓN

Escribo este pequeño artículo a propósito de una película que acabamos de comentar y que se titula "Ostrov" cuya traducción del ruso significa "La isla".
La imagen que está en el encabezado corresponde a san Serafín de Sarov, a quien la iglesia ortodoxa le celebra el 2 de enero.
San Serafin puedo decir sin miedo a equivocarme, que es un santo universal, como lo puede ser san Francisco de Asís para otros credos.
Antes de continuar conviene decir que el diálogo entre católicos y ortodoxos va muy avanzado. Nos corresponde a nosotros como bautizados y testigos del Señor, orar intensamente para que cese el escándandalo de la división en el Cuerpo de Cristo. Y debemos hacerlo con inmensa confianza porque Dios lo quiere y por que lo que nos separa no son tanto los temas de la fe sino problemas históricos, políticos y seguramente también de forma.
Juan Pablo II nos insta a perseverar en esta oración de petición a fin que la Iglesia "pueda respirar con sus dos pulmones", el de occidente y el de oriente.
San Serafin de Sarov es un monje ruso, un staret, es decir un sabio espiritual. Sabiduría que ha recibido como don de Dios producto de la vida de oración. El nos enseña que lo más importante en la vida del creyente es "la adquisición del Espíritu Santo". Se trata entonces de vivir su vida bajo el soplo del Espíritu, dejándonos invadir por su susurro y obrando según su inspiración. Cuidando de no resistirle, ni entristecerle y mucho menos pecando contra El.
El pecado contra el Espíritu Santo es aquel que no tiene perdón a decir de Jesús.
Pecar contra el Espíritu Santo es no aceptar el perdón y la misericordia que Dios nos ofrece de manera que tal pecado no puede ser perdonado porque quien rechaza el perdón sencillamente no lo puede recibir. Desgraciadamente no son pocos al presente los hombres que se encuentran en esta terrible situación, ya no tienen consciencia de pecado por que acallaron, silenciaron y asesinaron la inspiración del Espíritu que nos mueve a la conpunción y al arrepentimiento.

San Serafin de Sarov tendrá un encuentro memorable con un laico llamado Motovilov y el santo le enseñará a orar en el Espíritu, llevándole por una experiencia mística de una transfiguración.
El que quiera profundizar este tema puede leer el librito titulado "El Peregrino Ruso".

La ortodoxia cristiana cultiva una oración a la que llama "la oración del corazón" y que consiste en repetir permanentemente esta jaculatoria: "Señor Jesús, hijo de Dios Vivo, ten piedad de mi pecador".
Esta oración vocal nos introduce progresivamente en el corazón de Dios para despertar en nosotros el espíritu filial, es decir, para provocarnos a una relación en la que Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus pequeños hijos que queremos vivir bajo su amorosa y misericordiosa mirada. También expresa la confesión de nuestro estado de pecadores, frágiles, pobres, incapaces de ser buenos por nuestras propias fuerzas porque aunque Dios nos creo en el bien, producto del pecado original y también del personal somos portadores de la herida del pecado y llevamos una tendencia a la fragilidad que se llama concupiscencia.
Tener consciencia de esto nos anima a ponernos de rodillas para clamar a la Misericordia Divina.
El fruto de esta oración es la conpunción que no es otra cosa que lo que experimentó el hijo prodigo luego de haber derrochado la riqueza de su Padre. Es el dolor del corazón.
"Padre, he pecado contra el cielo y contra tí y no merezco llamarme hijo tuyo" resuena como un eco el verso del salmo 50: "Contra tí, contra tí solo pequé. Lo que es malo a tus ojos yo lo hice..."
Este don de Dios es extraordinario porque purifica nuestro corazón, nos simplifica y nos hace sencillos, también nos otorga mansedumbre porque quien tuvo la gracia de ver su pecado recibe también la gracia de saberse más pequeño que nadie y por lo tanto nos aparta del juicio contra los hermanos que es el pecado de Satanás, el acusador.

Hemos celebrado hace poco la fiesta de Pentecostés y les invito a que pidamos continuamente la gracia del Espíritu Santo, El es ese gran desconocido de muchos. Que no lo sea para nosotros por cuanto El es el Padre de los pobres y nosotros en verdad lo somos.

miércoles, 2 de junio de 2010

SAN JOSÉ DE CUPERTINO, PARA ENTRAR AL CIELO HAY QUE HACERSE COMO UN NIÑO



















San José de Cupertino, "el hombre que no quería ser santo" es una película que nos cuenta con peculiar perspectiva e indudable buen humor la vidad de Giuseppe, un joven particularmente distraido y, como suele decirse, con la cabeza en cualquier parte, solo que no era tan así. Pero eso parecía. Tenía un aspecto algo descuidado y gran facilidad para abstraerse de la realidad que le rodeaba a tal punto que podía descuidar sus obligaciones y hasta algunas veces olvidarse de comer. Hiba a las plazas y miraba a la gente con la boca entreabierta por lo cual le tildaban de idiota y le apodaron "el boquiabierta".
En esta bella película aparece como un estudiante del todo sin buenos resultados. Su padre era un hombre bueno aunque un tanto soñador, pero le amaba y le consolaba. Su madre por el contrario, aunque se puede decir que con un amor revestido de rigor, al ser el hijo único, con no mucha paciencia le empujaba a hacer algo por la vida.
Es debido a la energía y la decisión de la madre que, a pocos años de la muerte del padre, José ingresa al convento de los frailes franciscanos y después de una expulsión y una readmisión por intercesión de su madre, el comienza un camino sin retorno hacia la santidad, camino escondido hasta el momento en que se manifestará este don que Dios le dio y que terminó relacionándolo con el mundo de la aeronáutica y los astronautas.

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San José de Cupertino, nacido en Italia en el siglo XVII, es "El hombre que no quería ser santo". Interpretado por Maximilian Schell, que hizo aquí el mejor papel de su vida, con diferencia. Curiosamente esta película ha pasado bastante desaparcibida a los cinéfilos y raramente la haya uno en alguna relación de películas sorprendentes o meritorias. A mi entender es tan excelente como "Ordet", el film de C.T.Dreyer.

Es un film sensacional y emocionante, porque cuenta la vida de un hombre extraordinario y singular; tanto sus familiares, como sus vecinos, como los franciscanos de los conventos en los que intentó vivir religiosamente, lo trataron como a un "inútil" en el pleno sentido de la palabra, porque lo rompía todo, porque se quedaba extasiado con la boca abierta, porque parecía lelo y atontado, porque no lograba aprender de los libros nada más que una sola frase. En tales circunstancias, le asignaban los peores oficios, lo desconsideraban y maltraban por todos lados; pero estando sufriendo esta vida, empezó a levitar sin pretenderlo, se ponía a orar de rodillas y sin darse cuenta se elevaba varios metros del suelo en pleno extasis, causando auténticos sobresaltos entre quien presenciaban este fenómeno contrario a las leyes de la gravedad; también suscitó envidias y acusaciones de andar endiablado entre los compañeros franciscanos, quienes no podían comprender como un hombre tan "inútil y donnadie" podía ser espiritual o tener sintonía con Dios. Pero esta es la gran lección de la vida de San José de Cupertino: lo que el mundo desprecia, resulta que lo INEFABLE o DIOS, lo eleva, lo elige y lo hace destacar como suyo por excelencia.

Una película inaudinata, fuera de lo común, prácticamente desconocida, que no le dejará indiferente; es más, que puede incluso influenciar religiosa y transformadoramente en la vida de quien la contemple con atención. ¡Si aún no la ha visto, advertido queda!

Comentario de Fej Delvahe

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El hombre que no quería ser santo
TÍTULO ORIGINAL The Reluctant Saint
AÑO
1962
DURACIÓN
105 min.
PAÍS

DIRECTOR EDWARD DIMYTRI
GUIÓN JOHN FANTE Y JOSEPH PETRACCA
MÚSICA Nino Rota
FOTOGRAFÍA C.M. Pennington-Richards
REPARTO Maximillian Schell, Ricardo Montalbán, Lea Padovani, Akim Tamiroff, harold G.
PRODUCTORA Davis/Royal Films International, Dmytryk-Weiler Productions
GÉNERO Drama / Comedia/ Religión / Biográfico s.XVII

SINOPSIS Cuando el joven Giuseppe Diesa (Maximilian Schell) es enviado a trabajar a un monasterio del siglo XVII en Italia - sus padres creían que tenía problemas mentales - sorprende a un obispo local por su increíble relación con los animales del establo. Convencido de sus méritos, ordena a sus superiores del monasterio una educación religiosa tradicional, con resultados milagrosos. Filme basado en la vida de San José de Cupertino.