lunes, 26 de septiembre de 2011

SAN AGUSTIN DE HIPONA Y EL OCASO DE UN IMPERIO




Hablar de San Agustín es hacer referencia a uno de los Grandes santos de nuestra Iglesia Católica.
A pesar del tiempo que nos separa de su presencia física en esta tierra (1600 años) sus escritos y su legado permanece con impresionante frescor y eficacia.
Agustín de Hipona tenía este don extraordinario de decir la verdad de las cosas de una bella manera.
Cierto es que su preparación retórica y su experiencia como orador le proporcionaron la elocuencia oportuna pero no es menos cierto que esa elocuencia y esa precisión para decir lo debido en el momento oportuno, es fruto de la acción del Espíritu Santo en el alma de un hombre cuya vida fue marcada por la inquietud permanente en la búsqueda de la Verdad.






DETRÁS DE UN GRAN HOMBRE SIEMPRE HAY UNA GRAN MUJER


San Agustín nació en el norte de África el año 354 d.C. y fue hijo de Patricio y Mónica.
Su padre fue un hombre pagano mientras que su madre una ferviente cristiana que la Iglesia ha reconocido como santa debido al heroismo de sus virtudes.
Mónica educó a sus tres hijos en la fe cristiana. procuró sembrar en ellos desde edad temprana las virtudes y como en la labor de la educación son ambos padres que deben llevar a cabo esta misión importantísima, la ausencia o negligencia de alguno de ellos necesariamente puede hacer contrapeso a la labor del otro. Por ello, el mismo san Agustín cuando escribe su famosa autobiografía conocida como "Las Confesiones", reconoce ser hijo de las lágrimas de una abnegada e infatigable madre.
Santa Mónica acompañó a san Agustín en todo momento con su oración, sobre todo en aquellos momentos en que veía cómo su hijo andaba por caminos de extravío. Ella no solo oraba por sus hijos sino que también lo hacía por su marido y consiguió la conversión de estos dos, aunque la del padre fuera en el lecho de muerte. 



EL AMOR Y LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

A través de las líneas que leemos en sus "Confesiones" podemos ver que Agustín estuvo siempre animado y empujado por la búsqueda de la verdad. Seguramente fue esa sed de verdad acompañada del desorden propio a nuestra naturaleza caída la que le condujo a vivir diferentes experiencias que por un momento le consolaron pero rápidamente se consumieron como lo que eran: ilusiones, falsa felicidad, amor que no era amor...
En esta frenética búsqueda, Agustín ingresa en la secta de los maniqueos, aquella que sostenía que habían dos dioses: uno del bien y otro del mal y que en el hombre solo su espíritu era bueno. La carne y todo lo material resultaba siendo algo despreciable. Su circulo social, sus amigos y sobre todo sus maestros le condujeron a ello y durante 9 años anduvo con ellos. Pero como núnca cesó en su verdadera búsqueda terminó por comprender que se encontraba frente a un error y una falsedad.
Por aquellos tiempos, Dios tocó su corazón utilizando como medio, además de la oración de su madre, lás prédicas y homilías de San Anselmo. Su conversión tuvo lugar cuando el ya tenía 32 años. Fue bautizado y se entregó a Aquel a quien le dijo:"Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé. Tú me has llamado, y me has llamado insistentemente, y has suprimido mi sordera. Tu has brillado con luz y has puesto mi ceguera a volar! Tu has emanado fragancia, y me he quedado sin aliento, y he suspirado por ti. Te he conocido, y he tenido hambre y sed de Ti. Tú me has tocado, y he sido encendido por tu paz.”


DOS AMORES FUNDARON DOS CIUDADES

Junto con las "Confesiones", el libro titulado "La Ciudad de Dios" son sus obras que más resuenan hasta nuestros días. esto sin olvidar sus Homilías.
Posiblemente para el lector será muy dificil imaginar lo que pueda haber ocurrido en la sociedad de aquel entonces. Recordemos que el cristianismo después de llegar a Roma, la capital del Imperio gobernante, padeció 300 años de feroz persecución y que solamente el año 313 con el edicto de Milan proclamado por el emperador Constantino, la Iglesia conocerá un tiempo de paz.
Sin embargo el año 402 se inicia la invasión de los pueblos bárbaros y este tremendo imperio sobre el cual se había construido la cultura, la política y la organización social de aquel entonces comenzó a derrumbarse. San Agustín vivirá hasta el año 430 d.C. y por lo tanto será un testigo excepcional de la historia que vivió esos hechos. Las razones que provocaron tal crisis fueron diversas pero la que más precipitó la debacle  fue la decadencia de la sociedad romana occidental.
Es por esta razón y también con el afan de iluminar la consciencia de los hombres, tentados por falsas luces y filosofías novedosas, que escribe "La ciudad de Dios"
Y dice el Santo de Hipona: “Dos amores fundaron dos ciudades, a saber: la ciudad terrena el amor de sí hasta el desprecio de Dios, y la ciudad celeste el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo”
Agustín no habla de otra cosa sino de aquello que enseña Jesucristo: "Nadie puede servir a dos amos...". El nos habla de algo fundamental en la vida del creyente y es que nuestro corazón no puede estar compartido. El nos enseña que en esta vida se libra un gran combate, un combate a muerte entre el mundo y sus amantes y el Pueblo de Dios que vive en este mundo pero sin pertenecerle.
¿Hay algo más actual que esto...? Al presente: ¿no les parece que el combate es el mismo?. ¿No es cierto que vivimos en un mundo que no ama la verdad y quiere vivir sin Ley y sin Dios...?
¿No es cierto acaso que nuestro mundo es aquel que llama al mal bien y al Bien mal...?
"Oh Belleza siempre antigua y siempre nueva..." dame ojos para verte así y no dejarme deslumbrar por una falsa promesa, una tierra que no es la mía y una patria que no me pertence por que la mía solo es el Cielo.


LA PELÍCULA

Para el cumpleaños del Papa en abril se estrenó la película sobre la vida de san Agustín, uno de sus santos preferidos y más citados.
 La película, con un presupuesto de 10 millones de euros, es una coproducción de la italiana Lux Vide (www.luxvide.it, veterana en filmes de santos y con una línea de películas de época romana), con la alemana Eos Entretainment y a la polaca Grupa Filmowa Baltemia. El director es el canadiense Christian Duguay.
Franco Nero interpretará al santo en sus últimos años, mientras que Alessandro Preziosi lo encarna en su etapa juvenil, incluyendo sus amoríos con una chica interpretada por Serena Rossi. Monica Guerritore interpretará a santa Mónica, madre del santo y patrona de todas las madres sufridas. El obispo san Ambrosio, hombre de carácter y maestro de Agustín, es el papel de Andrea Giordana. Vincent Riotta interpreta a Macrobius, un orador pagano.
El rodaje se ha realizado en los estudios Imperium de Hammanet, en Túnez, donde Lux Vide lleva años filmando películas bíblicas y romanas.


"La idea de hacerla como un regalo de cumpleaños a Benedicto XVI no sólo se nos había ocurrido a nosotros. Mientras preparábamos el rodaje supimos que nuestros colegas alemanes estaban trabajando en un proyecto similar y decidimos unir nuestras fuerzas", dice Luca Bernabei de la Lux.
 La película comienza con el anciano Agustín recordando su vida poco antes de morir, asediado en Hipona en el 430 por los ejércitos vándalos. Pero ya se le han señalado al director algunos detalles históricamente inconsistentes.
Por ejemplo, Christian Duguay, se imagina, al estilo del siglo XX, que el Papa desde Roma le ha enviado a san Agustín una nave para que pueda huir del cerco de los vándalos. Sin embargo, las noticias no corrían tan rápido en esos años: de hecho, sabemos que la muerte de Agustín, el 28 de agosto del 430 tardaría más de un año en llegar a la corte imperial. ¡En abril de 431 aún recibió una invitación al Concilio de Éfeso, cuando llevaba casi un año muerto!
También son curiosos los nombres de algunos personajes. La película ponen un nombre árabe (Khalida) a la amante de Agustín, cuando en esos años aún no había árabes en la zona y probablemente la chica (que Agustín en sus textos nunca menciona por su nombre) tenía un nombre latino. “Macrobius” es el nombre que dan a un profesor de retórica del santo, sin utilizar un nombre que Agustín sí menciona (carta 16): su profesor pagano Máximo, que se reía de los nombres púnicos de los mártires cristianos.
Amantes de la vida del santo hacen notar también la ausencia de algunas escenas emblemáticas. Por ejemplo, cuando san Ambrosio se encierra con unos fieles valientes en la basílica Porciana para evitar que la Emperatriz la regale a los arrianos. El estado manda tropas, y entonces Ambrosio descubre las viejas tumbas de sab Gervasio y Protasio, lo que atrae a multitudes de ciudadanos devotos, dispersando a las tropas. Una escena de muchedumbres y tensión que no se ha recogido en la película pero que Agustín escribió como testigo.
La película en cambio sí que recoge el itinerario vital de Agustín, su personalidad moderna, sus dotes retóricas como orador... y parece que en general gustará al público cristiano, familiar y a la gente con inquietudes existenciales como el santo.
No nació santo; antes de convertirse vio toda la basta gama de sentimientos humanos: del amor a la más baja abyección, incluyendo todas las transgresiones; era un hombre inquieto, una inteligencia superior, y como todos los hombres inquietos atravesará una profunda crisis existencial que lo llevará a la verdad”, dice Franco Nero en el CORRIERE DELLA SERA.
Para Preziosi, que lo interpreta en su juventud, el Agustín inmaduro es moderno porque es como el hombre de hoy: “narcisista, se pone en el centro del mundo, egoísta insatisfecho, atormentado por las pasiones del hombre de hoy”.
Monica Guerritore destaca el papel de santa Mónica en la historia de su hijo: “él era de caracter rebelde, había conflicto entre ellos; en las Confesiones, el pecador arrepentido explica su debilidad humana, su atracción irresistible por el sexo femenino, pero su madre no se rendirá y como un ángel conducirá a la salvación a su alma”.

Crítica de J.A.Antonio

FICHA TÉCNICA



TÍTULO ORIGINAL Sant'Agostino (Augustine: The Decline of the Roman Empire) (TV)
AÑO
2010
DURACIÓN
200 min.   
PAÍS
ITALIA, ALEMANIA
DIRECTOR Christian Duguay
GUIÓN Francesco Arlanch, Sebastian Henckel-Donnersmarck
MÚSICA Andrea Guerra
FOTOGRAFÍA Fabrizio Lucci
REPARTO Alessandro Preziosi, Monica Guerritore, Gerald Alexander Held, Johannes Brandrup, Wenanty Nosul
PRODUCTORA Coproducción Italia-Alemania; Lux Vide / Tellux Film
GÉNERO Drama | Miniserie de TV
FORMATO: DVD5
IDIOMAS: ITALIANO, ESPAÑOL
SUBTÍTULOS: ESPAÑOL
MATERIAL ADICIONAL
REGIÓN: ALL
SINOPSIS Miniserie de TV. 2 episodios. Durante meses los vándalos han mantenido el asedio a Hippo Regius, Hipona, en el norte de África, una ciudad de importante presencia cristiana en la que se han celebrado 3 Concilios. El Papa, que teme por la vida de su obispo, Agustín, envía un barco para que éste pueda viajar a salvo hasta Roma. Una tropa del ejército romano logra atravesar las líneas enemigas y llega hasta Hipona, reavivando en el pueblo la esperanza de que el ejército romano llegará a tiempo de derrotar a los vándalos. El joven jefe de la tropa, Fabius, se queda prendado de Lucilla, la sobrina de Agustín. Pero Fabius culpa al obispo de la muerte de su padre, Marcelino. El Tribuno imperial, Valerius decide enfrentarse a los vándalos, en contra de la opinión de Agustín. Una noche, mientras Fabius se encuentra de guardia, Agustín le ofrece una posibilidad de escapar junto a Lucilla y le relata los sucesos más importantes de su vida: sus dotes para la oratoria y la vida licenciosa de su juventud; el viaje a Mediolanum (Milán) para ayudar al Emperador contra el obispo Ambrosio; su conversión al cristianismo y su actividad episcopal hasta su retorno a Hipona. (FILMAFFINITY)