jueves, 14 de octubre de 2010

EL GRAN SILENCIO


"No le reces a Dios mirando al cielo, ¡mira hacia adentro!
No busques a Dios lejos de ti, sino en tí mismo...

No le pidas a Dios lo que te falta: ¡búscalo tú mismo!, y Dios lo buscará contigo, porque ya te lo dio como promesa y como meta para que tú lo alcances...


No reproches a Dios por tu desgracia; ¡súfrela con Él! y Él sufrirá contigo; y si hay dos para un dolor, se sufre menos...

No le exijas a Dios que te gobierne a golpe de milagros desde afuera; ¡gobiérnate tú mismo! con responsable libertad, amando, y Dios te estará guiando ¡desde adentro y sin que sepas cómo!..

No le pidas a Dios que te responda cuando le hablas; ¡respóndele tú!, porque Él te habló primero; y si quieres seguir oyendo lo que falta escucha lo que ya te dijo...

No le pidas a Dios que te libere, desconociendo la libertad que ya te dió. ¡Anímate a vivir tu libertad! y sabrás que sólo fue posible porque tu Dios te quiere libre...

No le pidas a Dios que te ame, mientras tengas miedo de amar y de saberte amado. ¡Ámalo tú! y sabrás que si hay calor es porque hubo fuego, y que si tu puedes amar es porque Él te amó primero.

San Agustín 

Iniciamos este breve comentario con las palabras del gran San Agustín que nos remiten a lo mismo que este documental: el interior.
Philip Gröning es el director  de esta magnífica obra que tomó un camino de 16 años en los cuales conoció al padre superior del monasterio de la Grande Chartreuse, tiempo durante el cual se tejieron los lazos suficientes para emprender este bello proyecto.
Tomó cuatro meses filmar la vida cotidiana de los monjes cartujos  quienes pusieron algunas condiciones como fuera no filmar con luz artificial, respetar el silencio y no poner música al filme. El resultado lo podemos gustar al visualizar la película. 
Ganadora de varios premios, "El gran silencio" resulta ser una experiencia autentica y fiel de la vida monástica tradicional que tiene lugar en este y otros monasterios.



El silencio siempre nos remite al interior y a lo escencial. Es por eso que Nuestro Señor nos invita a entrar en la "habitación interior" para así poder encontrar a nuestro Padre.

El silencio tiene la virtud de mostrarnos cual espejo, el estado de nuestra alma y de nuestro corazón.
Alguien me dijo que no soportó ver esta película: "a los pocos minutos me puse de pie y me fui". Pregunté a esta persona del por qué. "No lo se, hay algo que me incomoda, falta acción, no pasa nada, me angustia esto..."



  Muchas veces ocurre que estamos sumidos en el mundanal ruido, no solamente el ruido físico de las ciudades, del tráfico, del metro, de la oficina o el lugar de trabajo, las conversaciones, muchas de ellas tan inútiles y estériles, otras tan cargadas de juicios o dobles sentidos... También está el ruido interior del "diálogo con nosotros mismos", todos estos ruidos que dejamos que nos invadan como dejamos que las actividades de todo tipo invadan nuestra agenda de manera que al final no tenemos tiempo para ser felices o reconocernos como bendecidos de Dios.
El ruido del mundo actúa en nuestro interior como una anestesia aplicada en el lugar y en el momento menos oportuno. Y tal vez inconscientemente, pero otras no pocas veces muy concientemente,  acogemos este ruido y hasta lo procuramos para apartar de nuestro corazón la angustia.
¿Cuál angustia...?
La de reconocernos marchando por un camino alejado del fin último, un camino que, por interesante que nos parezca, no termina de agotar nuestra sed de infinito.




Jesús asegura que nadie puede servir a dos amos, cierto que se refiere al dinero, pero no es excepción de la regla el mundo y el mismo demonio bajo cuyas seducciones podemos caer y hasta algunas veces sin oponer mayor resitencia. Por eso también afirma nuestro Maestro: "Allí donde está tu tesoro estará tu corazón".
Una vez más estamos ante la ineludible responsabilidad de la conversión. Cierto que es un don y una gracia concedida por Dios, pero si mi voluntad no es movida por esa gracia,  Dios no puede ir más allá con nosotros. 
Esto pone en evidencia el mal uso que puedo hacer de mi libertad

Esta película contiene una gracia singular. Si la vemos con el ánimo como el de aquel que recibe algo, les aseguro que entraremos en el espíritu de la oración y nos daremos cuenta que nuestra vida está tan llena de cosas inutiles y aunque estas no fueran malas, ciertamente son accesorias y nos distraen, nos alejan de lo que en verdad sí importa.

¿Qué es lo que en verdad importa en esta vida...?



 


Nuevamente recurro a san Agustin quien lo dice y enuncia perfectamente en "De Civitate Dei" :


“Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo, la celestial”. (La ciudad de Dios, XVII, 115).



... Y todo resuena en el Corazón de nuestro Dios.
La pregunta se impone: "Y tú: ¿ciudadano de dónde eres...?"


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Dios habla. El no es un charlatán. Su Palabra es El Verbo, el mismo que habitó entre nosotros. 
Dice san Juan que El vino a los suyos pero los suyos no le recibieron. Pero a los que le recibieron les dio el ser hijos de Dios. 

Un corazón lleno de ruidos no tiene capacidad de escuchar, anda alborotado y como una veleta se torna de manera sensual y desenfrenada ante cualquier estímulo, venga este de dónde venga.
Su Santidad Juan Pablo II dice que el hombre ha perdido la conciencia del pecado. Es muy cierto, muy real, muy presente y muy lamentable.
¿Cómo puedo escuchar la voz de Dios si no procuro prestarle atención con mi oído interior?
¿Cómo escuchare la moción del Espíritu Santo y la voz de mi conciencia si vivo acallándola con todas las preocupaciones, proyectos y con toda esta imaginación a la que santa Teresa de Ávila llama con justicia "La loca de la casa...."?





Así pues queridos amigos, quedan todos cordialmente invitados a ver este filme que será de mucho provecho para vuestras almas.

Dice San Agustín: "Temo a Dios que pasa y no se queda" 
Posiblemente la Providencia Divina quiso que pasaras por este humilde blog y que leyeras estas líneas para que comprendas que es verdad que Jesucristo está a la puerta de tu corazón y llama y que su llamado es permanente porque nos queda camino por andar.
Teme entonces a Dios, que pasa y no se queda. Cuida de no estar en el lugar de las vírgenes necias de la parábola que no supieron reconocer la hora de su visitación por el descuido, por faltar del aceite que alimentara sus lámparas. Cuida no faltar del aceite del amor.
Teme herir el amor del Amor  y confía en Aquel que con seguridad viene a visitarte.



Señor, concédenos el don de la vigilancia y el silencio interior para poder reconocer tus pasos y encontrándote y teniéndote podamos decir con los discípulos de Emaús: "Quedate con nosotros que cae la noche..." 













Dirección y guión: Philip Gröning.
País:
Alemania.
Año: 2005.
Duración: 164 min.
Género: Documental.
Producción: Philip Gröning, Michael Weber, Andreas Pfäffli y Elda Guidinetti.
Música: Philip Gröning y Michael Busch.
Fotografía:
Philip Gröning.
Montaje: Philip Gröning.
Estreno en Alemania: 10 Nov. 2005.
Estreno en España: 24 Noviembre 2006.





SINOPSIS


"El gran silencio" muestra por primera vez el día a día dentro del Grande Chartreuse, el monasterio de referencia en los Alpes franceses de la legendaria orden de los Cartujos. Una película austera, cercana a la meditación, al silencio, a la vida en estado puro. Sin música excepto los cantos de los monjes, sin entrevistas, sin comentarios, sin material adicional. Cambian las estaciones, los elementos cotidianos se repiten. Una película que no representa un monasterio sino que lo muestra. Una película sobre la presencia absoluta, sobre unos hombres que entregaron su vida a Dios en su forma más pura: la contemplación. (La Butaca)









 

martes, 12 de octubre de 2010

VISIÓN: UN FILM SOBRE SANTA HILDEGARD




LA VISIÓN DE SANTA HILDEGARD


Hola queridos amigos del Cine Católico y espiritual.
Hoy comentaremos una película que salio en septiembre de este año 2010 y que ha llamado la atención en tanto que nos acerca a un personaje de la "alta edad media" llamado Santa Hildegard de Bingen.
Creo que para la mayoría de creyentes, sobre todo para aquellos que conocemos más de cerca la vida de los testigos de Cristo, los santos, siempre hacemos esta experiencia de no quedar completamente conformes con el resultado de las películas que van saliendo en distintos lugares y épocas. Por un lado podemos ser indulgentes con los directores en tanto que, referir la vida de un santo es una empresa no poco difícil y cuánto más lo es si esta referencia esta versada en imágenes, como es el caso del cine. Pero, por otro lado, no bajo esta justificación podemos dejar de decir y nombrar los errores y desviaciones que puedan disminuir la calidad del filme.

Comentaré esta película desde mi perspectiva que, aunque particular, no deja de esforzarse por estar impregnada de aquello que enseña el Magisterio y lo que fue realmente la vida del santo del que nos ocupamos.

A favor puedo decir que la fotografía y la banda sonora destaca por sobre todo.
El juego de las luces y sombras que logra la directora Margarethe Von Trotta es de una belleza singular. La música, aunque es merito absoluto de nuestra santa Hildegard, tiene una interpretación muy cuidada lo mismo que el sonido. Los interpretes están todos a la altura lo mismo que la escenografía y el vestuario.


Es el argumento, el desarrollo de la historia que, aunque se adivina que viene acompañado de un real esfuerzo, no alcanza y se queda corto, muy corto, al punto que, desde mi opinión personal, esta película no nos muestra quién fue Santa Hildegard sino que solamente aparecen algunos aspectos y brebes rasgos de lo que fuera su vida, matizados creo yo, con una aproximación afectiva evidentemente exagerada y que no es fiel ni a la historia y menos al ambiente espiritual monástico. Esto último lo digo sobre todo a propósito de la relación afectiva cuasi fusional entre la discípula Richardis y nuestra santa.
Por lo tanto, recomiendo ver la película por los apuntes que hice al principio, pero si alguien quiere conocer a Santa Hildegarde me parece indispensable recurrir a su biografía directamente porque esta película no nos enseñará mucho más sobre ella.

 

Les invito a poner atención en algunos detalles. En primer lugar los detalles positivos:

- Aunque pueda parecer demasiado crudo, la llegada de la pequeña Hildegarde a sus tiernos ocho años al monasterio de Isibodenberg, en la Montaña de San Disibod en la Diócesis de Speyer, es testimonio de algo propio a la Edad Media. La vida del hombre estaba impregnada de Dios, no solo su vida espiritual sino también la vida familiar, laboral y cotidiana, cosa que por lo demás debe ser así en razón de la unidad de la persona (cuerpo y alma).
Hildegard es la décima hija de
Hildeberto y Matilde, padres de la santa y que posiblemente estaban emparentados con la nobleza del lugar y la época. Este gesto es respuesta a los dones de Dios a quien se le consagraba el diezmo de lo que se poseía. Además, Hildegard fue confiada a su madre espiritual, la sabia monja Juta quien no solo le supo prodigar la educación integral, de la ciencia y la moral sino que también la envolvió con su maternal afecto que trascendió tanto por que no solo fue afecto humano sino sobre todo espiritual.


 

- Encontramos en la vida medieval esta claridad con respecto a la finalidad de la vida del hombre y por supuesto también de la mujer. La madurez humana se alcanza en el momento en que somos padre y madre. Por ello el hombre de la Edad Media, apegado a una fe que no se desentiende de la razón, sino que, muy por el contrario adhiere a ella, encuentra que hay dos lugares para alcanzar esta madurez: el matrimonio con el fruto de los hijos y la familia y la vida consagrada que desborda en la paternidad y maternidad espiritual.
Esto al presente podría "perturbar a alguno", no importa. Puedo afirmarlo ¡eso no ha cambiado! No se alcanza la plena madurez humana sino por el ejercicio completo de la paternidad, sea esta material por generación o espiritual.


- La liturgia, que como sabemos, es el conjunto de signos y símbolos con los que la Iglesia rinde culto a Dios y se santifica, es un tema importante en la vocación de la santa. Instancia de encuentro con el Trascendente, diálogos de amor y melodía que brota de la glosolalia. Hildegard entendió bien esta enseñanza recibida de su madre Juta. Es extraordinario el desarrollo de las composiciones que realizó la santa, inspirada ciertamente por el Espíritu Santo. Dios le enseñó que la música era un extraordinario medio para sanar el alma. Pero ponga atención, no estamos hablando de cualquier música, sino de la música sacra.
No confunda con la aromaterápia y musicoterapia con incienso incluido. No se trata en absoluto de la moda del newage que de "new" no tiene nada porque es el mismo sincretísmo de antaño.
Vale la aclaración porque, no que otras armonías no tengan la virtud de sosegar el alma humana, ciertamente existen muchas otras melodías. Pero aquí hablamos de una "sanación interior" que sobrepasa lo natural (de lo contrario no sería sanación interior) para llevarnos a lo espiritual y sobrenatural. La verdadera sanación del hombre está en la elevación de su naturaleza herida por el pecado. Esta sanación es la santidad y toda sanación que se pretenda espiritual tiene por fin último hacer de nosotros santos.

 

_ Y por último quería comentar algo que se destaca bastante en el filme y es la sed de conocimiento en santa Hildegard. ¿Qué es lo que lleva a esta mujer a devorar los libros y envidiar santamente las bibliotecas famosas de la época?. La búsqueda de la Sabiduría. Esta búsqueda es sinónimo de la búsqueda de Dios y la poseen todos los santos. Si bien es cierto, es común a todos los hombres el deseo de conocer, la sabiduría es la sed que poseen aquellos que quieren conocer de la fuente misma, es decir de Dios.

- Hay otros varios rasgos que se pueden rescatar y eso se los dejo a ustedes.



Con respecto a las carencias de este filme sobre todo me gustaría hacerles algunos alcances.

- Aunque no es para nada el problema de esta película si vale la pena mencionar que, no falta quienes buscan ver en personajes como Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena y también en santa Hildegard, las representantes del feminismo de la época. La edad media estaba suficientemente impregnada de Cristo como para caer en errores tan burdos.
Es curioso que en esta edad "entenebrecida por la ignorancia" e insistentemente mentada por algunos hijos de la ilustración como "la edad oscura", las mujeres fueran lo suficientemente dueñas de una sana identidad de modo que esto les pusiera a salvo del error del feminismo que no es otra cosa que un machismo trasnochado

 

- El comienzo del filme es como un partido de fútbol en el que los rivales anotan un gol en los primeros segundos. Disculpen el paralelo pero algo de eso sentí... una pena.
Esta escena es el fruto de lo que nos enseñaron en las escuelas. Posiblemente ya lo saben ustedes. La historia se reescribió con la aparición de los ilustrados. Desde Descartes y Espinosa hasta llegar a Kant, los filósofos racionalistas se encargaron de mutilar salvajemente la historia impregnándola de prejuicios mentirosos. La primera gran mentira es la bandera que dicta que entre razón y fe no hay posibilidad de comunión. Quien no sabe dar razón de su fe ciertamente debe tener cuidado en lo que cree, si es que en verdad cree en algo porque pueda ser que alguien crea que cree y entonces la vida con sus sufrimientos pondrán a prueba esa fe y vera si en verdad lo era. La otra infame es el tremendo agujero de la línea del tiempo. ¿Qué es esto?. Lo que se enseña en las escuelas. Primero está la Edad Antigua con Egipto, los Chinos, espartanos y compañía hasta que llegamos a la caída del Imperio Romano de occidente y algo se balbucea del Imperio Romano de oriente con Bizancio.
Así, "mágicamente", del 476 d.C pasamos al renacimiento, la edad de las "Luces"en el siglo XVIII.
Y ¿dónde quedaron más de 1000 años de historia...?
"¡Ah, te refieres a la edad media, la edad del oscurantismo y la inquisición...!!!
Bueno, eso no cuenta porque el hombre estuvo alienado por la fe así que no hubo desarrollo, por el contrario eso fue solo oscuridad"



La Edad Antigua estuvo acompañada por la sed del hombre que buscaba lo trascendente y por eso está llena de ídolos que testifican esta ansia por lo espiritual y en medio Israel, principio de la Revelación.
La Edad Media es el tiempo en que la fe cristiana alcanzó al hombre como sociedad y es así como ella se entiende a sí misma, solo desde Dios por cuánto es el fin, El es el centro, Cristo es Rey y Reina en la Iglesia y en los pueblos, en las capillas y conventos como en las familias, las de los ricos y las de los pobres.
Luego viene el Renacimiento, el graciosamente llamado siglo de "las Luces" y el imperio de los racionalistas e ilustrados cuya batalla consiste en destronar a Dios del corazón del hombre y de los pueblos y poner en el centro al mismo hombre que se hace "dios" y con una arrogancia mayúscula y autocomplaciente se da palmaditas a sí mismo para decir: "ahora ya somos modernos".
Esta Edad contemporanea en la que nos toca vivir a tí y a mí ¿qué terminará siendo?
Sumidos en la paradoja del desarrollo vertiginoso de la tecnología que nos pisa los talones y a algunos hasta nos pasa por encima, vemos con no poco estupor cómo en materia de moral y espíritu, vertiginoso es también el espiral que nos aprisiona y en el que termina azotándose una y otra vez nuestra humana naturaleza caída, redimida al precio de la Sangre de Cristo pero enceguecida por su orgullo, ella olvida facilmente y no quiere volverse hacia Aquel que traspasaron.

Por esto alguien dijo y con razón: "El siglo XXI será místico o no será"
Y por ello también es necesario conocer a nuestros místicos como santa Hildegard

Así pues, la película empieza con este tremendo tropiezo cuando muestra a un grupo de tontos creyentes esperando supersticiosamente el fin del mundo a la llegada del primer milenio de la Era Cristiana. ¡ Mi querida Margarethe, revisa tus fuentes!

- Y por último algo que ya había anotado con anterioridad. Yo estoy seguro que si una postulante a monja de la orden Benedictina de ayer u hoy dijera a su superiora lo que en la película dice Richardis, pues inmediatamente la mandaría de vuelta a su casa. Esa relación maternofilial entre Richardis e Hildegard está alejada totalmente de la realidad porque se ha inflado de un modo, para mi gusto, grosero al punto de mostrarla casi alienante. Así que queridos amigos, no se lo crean que la historia va por otro lado.

A contnuación les invito a escuchar una de las muchas melodías cuya autora es nuestra querida santa Hildegard titulada "Caritas abundat in omnia"


Y para acercarnos más al personaje de santa Hildegarde les dejo este video muy interesante... algunas cosas pasaron en la Edad Media... de tanta Luz unos ciegos dicen que se ve solo oscuro.

jueves, 3 de junio de 2010
























OSTROV - LA ISLA

Quedé gratamente sorprendido y muy edificado al ver esta película Rusa que sencillamente se sale de lo común. Esta es una película completamente ESPIRITUAL. Acompañada por un gélido pero bello paisaje de una isla retirada en la Siberia, el director de este filme, Pavel Lugin, tuvo la feliz idea de recoger esta historia que, para información del lector, está muy cerca de la realidad. No me consta que el argumento se base en una historia real, pero la tradición cristiana ya desde antiguo nos habla de estos padres anacoretas, verdaderamente Cristoforos, totalmente poseidos por el Espíritu Santo y que desbordan una sabiduría que en apariencia raya con la locura.

El padre Anatoly es un monje chiflado. Ha escogido en lugar de vivir en el monasterio junto con la comunidad religiosa, vivir en la bodega donde se almacena el carbón para calefaccionar el monasterio. Es difícil para los monjes entender al padre Anatoly. Pasa la jornada recolectando carbón y va y viene en viajes interminables para almacenar el producto. Gentes de lugares lejanos vienen a buscar a un santo cuyo "secretario" es Anatoly. El tiene un extraño comportamiento, cuando va al oficio no ora frente al altar o cara a los íconos sino que ora de costado o en lugar de orar silva o hace ruidos extraños. Pone en aprietos a sus hermanos en la fe, les hace bromas pesadas y parece que se burla de ellos...
Lo cierto es que nadie ha comprendido que está locura voluntaria y humilde esconde a un gran penitente y a un gran santo. Taumaturgo, profeta, exorcista, hombre de Dios, clarividente, poseedor de la palabra de conocimiento, carisma como el que tuviera el santo Cura de Ars o el padre Pío de Pietrelcina, este monje peculiar es portador de una sabiduría que no puede ser sino Divina.
¿Qué es lo que atrae al Espíritu Santo al punto que se precipita sobre tan singular personaje...?
Anatoly carga con una cruz, un pecado de su juventud, un hecho que no se borra de la mente de nuestro monje y que le provoca día a día a orar con el salmista: "Tengo siempre presente mi pecado, contra tí, contra tí solo pequé. Lo que es malo a tus ojos yo lo hice. pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, renuevame con espíritu firme. Oh Dios, crea en mi un corazón puro, no me alejes de tu Rostro, no me quites tu Santo Espíritu".


Son pocas las películas que he visto, por no decir que es la primera, en la que el personaje toma tiempo para orar y lo hace generosamente. Ciertamente "es un lujo" que el cine occidental no se permite.

Les invito vivamente a procurar ver esta película. Será de total provecho para vuestras almas.
Hay algunas situaciones muy absurdas que no las detallo. Solamente les doy como clave el versículo del Apóstol: "La sabiduría de Dios es locura y necedad para el mundo"

Tanto la conversión como el arrepentimiento son regalos de Dios. No creceremos en santidad sino pedimos al Señor recibir el don del Temor de Dios. El que alguna vez derramó lagrimas amargas por sus pecados sabe bien que esa es una tristeza que nos purifica.
Toda tristeza, o viene del demonio o viene del mundo o la carne, nunca jamás de Dios.
Hay una sola tristeza que viene de lo alto y es el arrepentimiento, la conpunción, el dolor de los pecados. Quien ha derramado estas lágrimas sabe que este es un dolor gozoso que nos hace más humildes, es decir, que nos pone de frente con la realidad de nuestra pequeñez y que nos invita a marchar por un camino nuevo que es el de la infancia espiritual. Esto es lo que nos propone Teresita del Niño Jesús y de la Santa faz.

Finalmente de lo que se trata en los caminos del Señor es siempre de regresar a lo escencial y esto es "que yo me sepa amado por tí, no por mis obras sino porque así Tu lo quiciste y entonces mi obrar será por tí, esa será mi alabanza y mi oración. Por eso no temeré tu juicio porque tu Misericordia sobrepasa mi esperanza. Yo lo se Señor mío que cumplirás tu promesa para con tus pequeños hijos y llegara el día en que seremos consolados sobre tus rodillas".

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Título Original: Ostrov
Título opcional: lLA ISLA o Exorcismo
Género: Drama
País: Rusia
Año: 2006
Director: Pavel Lugin
Duración: 110 min
Productora: Pavel Lungin Studio
Sitio Oficial: ostrov-film.ru
Reparto: Pyotr Mamonov, Viktor Sukhorukov, Dmitriy Dyushev, Yuri Kuznetson, Viktoriya Isakova, Nina Usatova, Yana Yesipovich, Olga Demidova, Timofei Tribuntsev, Aleksei Zelensky



EL STARET Y LA ORACIÓN DEL CORAZÓN

Escribo este pequeño artículo a propósito de una película que acabamos de comentar y que se titula "Ostrov" cuya traducción del ruso significa "La isla".
La imagen que está en el encabezado corresponde a san Serafín de Sarov, a quien la iglesia ortodoxa le celebra el 2 de enero.
San Serafin puedo decir sin miedo a equivocarme, que es un santo universal, como lo puede ser san Francisco de Asís para otros credos.
Antes de continuar conviene decir que el diálogo entre católicos y ortodoxos va muy avanzado. Nos corresponde a nosotros como bautizados y testigos del Señor, orar intensamente para que cese el escándandalo de la división en el Cuerpo de Cristo. Y debemos hacerlo con inmensa confianza porque Dios lo quiere y por que lo que nos separa no son tanto los temas de la fe sino problemas históricos, políticos y seguramente también de forma.
Juan Pablo II nos insta a perseverar en esta oración de petición a fin que la Iglesia "pueda respirar con sus dos pulmones", el de occidente y el de oriente.
San Serafin de Sarov es un monje ruso, un staret, es decir un sabio espiritual. Sabiduría que ha recibido como don de Dios producto de la vida de oración. El nos enseña que lo más importante en la vida del creyente es "la adquisición del Espíritu Santo". Se trata entonces de vivir su vida bajo el soplo del Espíritu, dejándonos invadir por su susurro y obrando según su inspiración. Cuidando de no resistirle, ni entristecerle y mucho menos pecando contra El.
El pecado contra el Espíritu Santo es aquel que no tiene perdón a decir de Jesús.
Pecar contra el Espíritu Santo es no aceptar el perdón y la misericordia que Dios nos ofrece de manera que tal pecado no puede ser perdonado porque quien rechaza el perdón sencillamente no lo puede recibir. Desgraciadamente no son pocos al presente los hombres que se encuentran en esta terrible situación, ya no tienen consciencia de pecado por que acallaron, silenciaron y asesinaron la inspiración del Espíritu que nos mueve a la conpunción y al arrepentimiento.

San Serafin de Sarov tendrá un encuentro memorable con un laico llamado Motovilov y el santo le enseñará a orar en el Espíritu, llevándole por una experiencia mística de una transfiguración.
El que quiera profundizar este tema puede leer el librito titulado "El Peregrino Ruso".

La ortodoxia cristiana cultiva una oración a la que llama "la oración del corazón" y que consiste en repetir permanentemente esta jaculatoria: "Señor Jesús, hijo de Dios Vivo, ten piedad de mi pecador".
Esta oración vocal nos introduce progresivamente en el corazón de Dios para despertar en nosotros el espíritu filial, es decir, para provocarnos a una relación en la que Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus pequeños hijos que queremos vivir bajo su amorosa y misericordiosa mirada. También expresa la confesión de nuestro estado de pecadores, frágiles, pobres, incapaces de ser buenos por nuestras propias fuerzas porque aunque Dios nos creo en el bien, producto del pecado original y también del personal somos portadores de la herida del pecado y llevamos una tendencia a la fragilidad que se llama concupiscencia.
Tener consciencia de esto nos anima a ponernos de rodillas para clamar a la Misericordia Divina.
El fruto de esta oración es la conpunción que no es otra cosa que lo que experimentó el hijo prodigo luego de haber derrochado la riqueza de su Padre. Es el dolor del corazón.
"Padre, he pecado contra el cielo y contra tí y no merezco llamarme hijo tuyo" resuena como un eco el verso del salmo 50: "Contra tí, contra tí solo pequé. Lo que es malo a tus ojos yo lo hice..."
Este don de Dios es extraordinario porque purifica nuestro corazón, nos simplifica y nos hace sencillos, también nos otorga mansedumbre porque quien tuvo la gracia de ver su pecado recibe también la gracia de saberse más pequeño que nadie y por lo tanto nos aparta del juicio contra los hermanos que es el pecado de Satanás, el acusador.

Hemos celebrado hace poco la fiesta de Pentecostés y les invito a que pidamos continuamente la gracia del Espíritu Santo, El es ese gran desconocido de muchos. Que no lo sea para nosotros por cuanto El es el Padre de los pobres y nosotros en verdad lo somos.