lunes, 25 de octubre de 2010

SANTO TOMAS MORO Y EL AMOR A LA VERDAD

Santo Tomas Moro y el Amor a la Verdad

Ocurre en la vida, y no de manera poco frecuente, que nos enfrentamos
a situaciones que nos alejan de los principios cristianos. Ya no es solamente en el fuero interno, la elección íntima del bien en el corazón, lugar donde es Testigo "solo tu Padre que ve lo secreto" y por supuesto tú, con la conciencia moral que posees. Además tenemos más de una ocasión en la que debemos escoger de manera abierta y pública. No siempre será solamente escoger;
resulta algunas veces indispensable "gritar sobre los tejados lo que estaba oculto" y esto, ¡cuánto más si se trata de la Gloria de Dios!
Si ponemos un ejemplo esto será más evidente.

DIOS EN MI VIDA


¿Es Dios el centro de mi vida? Al menos: ¿intento que así sea y lucho ayudado por su Gracia para mantenerme fiel testigo de Jesucristo?. Si esto es así, déjeme decirles que es algo que no se puede ocultar. El Señor dice: "Donde está tu tesoro allí está tu corazón"
Por los hechos del obrar podemos conocer a una persona. Como dice el Evangelio: "Por sus frutos les conoceréis". No es nuestra misión andar juzgando los frutos de los demás, sería de una arrogancia monumental el juzgar a nuestro prójimo cuando la urgencia es nuestra propia conversión.
De modo que, si Dios es el centro de tu vida, Dios trasciende toda tu existencia. ¿Qué quiere decir esto?. Significa que Dios está en ti, en tu pensamiento, en tus dichos, en tu trabajo, en tus penas y alegrías, en tu familia, en medio de tus amigos. Y eso es así porque somos testigos por la gracia bautismal y caminamos en una dirección. No hay diez direcciones. Para el cristiano hay una sola y uno puede abrazar muchas cosas en su vida, pero ninguna de estas puede ser contraria a la única dirección que es el fin. Si no ocurre así estamos en una contradicción y hay algo que no hemos comprendido. Algo que es urgente detectar y corregir porque está en juego toda la eternidad.
Para algunos cristianos resulta incomodo hablar de Dios fuera de su parroquia. Es más, algunos hacen verdaderos esfuerzos porque los demás no sepan de su fe. Puede ser que esto sea cómodo en el sentido que tal conducta otorga una cierta permisividad, un cierto anonimato que se traduce en una falsa tranquilidad. Pero en otros casos, por ejemplo en el campo laboral, muchos prefieren guardarse a Dios para sí porque les pueden detestar a causa de su Nombre.
En las oficinas e industrias no suelen haber gallos que nos puedan cantar y así recordar que somos muy capaces de negar a Aquel que decimos amar.
Yo se que se puede perder un empleo a causa de la fe. ¡Vaya que lo se...!
Pero ¿es más grande mi trabajo que el amor a la Verdad?. ¿Puedo yo, para conservar un bien, negar el Bien...?
No estoy hablando de convertirse en un predicador en medio del trabajo. Eso sería torpe. No es para eso que fuimos contratados seguramente. Hablo de algo más profundo. Hablo de nuestro testimonio. Hablo del Amor a la Verdad. Hablo de ser personas que ya hicieron su elección y con las cuales no se transa para desplazar lo bueno, lo justo, lo verdadero...

Los santos son nuestros hermanos mayores y nos enseñan cómo debemos hacer para dejar que la Luz de Dios brille en nosotros, pobres lámparas de barro.


Santo Tomas Moro es un ejemplo respecto a lo dicho anteriormente.
No es casualidad el nombre de la película que hoy comentaremos:
"Un hombre para la eternidad" o también traducida como "Un hombre para todos los tiempos".
Ciertamente Tomás Moro es un hombre muy actual a pesar de haber vivido en el 1500.
Hombre correctísimo, gran abogado, gran amigo y servidor del Rey de Inglaterra.
Por supuesto cristiano ejemplar. Atento con todos, los ricos y más atento con los pobres y desamparados.
Su gran amigo espiritual fue otro santo, el Obispo Juan Fisher de Rochester y juntos tuvieron que lidiar, cada uno en su puesto, con el capricho del rey de turno, Enrique VIII, quien les quería obligar a respaldarle en su decisión de divorcio.

Eran tiempos dificiles los que le tocaron vivir. Europa vivía un tiempo de convolución y cambios
Se preparaba paso a paso un cambio en la sociedad occidental con los humanistas y surgía la herejía protestante que tiene mucho que ver con el humanismo y el racionalismo.
Lutero, cuyo éxito de "reforma" se lo debía sobretodo al interés político de los príncipes alemanes que vieron en esto la oportunidad para obtener un gran botín, expropiando a la Iglesia de occidente.
El obispo, san Juan Fisher también procuraba una reforma pero esta no tenía nada que ver con la herejía protestante. Luego sobrevendrá lo que conocemos con el nombre inadecuado de "contra reforma"

Pero la película se centra en el personaje de Santo Tomas Moro
y nos muestra su impecable manera de ser y obrar.
Vemos que en este santo hombre se cumple a cabalidad el consejo evangélico:
"Sean mansos como palomas y astutos como serpientes"

En verdad nada se le podía reprochar, era fiel súbdito del Rey y a la vez
era fiel hijo de la Iglesia, fiel testigo de Cristo.
Todos los que le rodeaban lo sabían, tanto aquellos que le amaban como aquellos que le odiaban y buscaron la forma de convencerle para que ceda ante el proyecto real pero el decía:

"El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral"


Al no conseguir el propósito, sus enemigos recurrieron a fabricar falsos testigos
de manera que Sir Tomas fuera acusado de deslealtad al soberano.
Fue recurriendo a la mentira y la injuria como consiguieron llevarle a juicio.
pero aun en esta angustiosa situación, el se mantuvo firme en sus principios y dio razón de su fe y su pensamiento sin decir mal ni de Dios ni del Rey.
Santo Tomas Moro poseía una sabiduría extraordinaria. Era tan agudo al momento de hablar de la verdad, del bien, de lo que es y lo que no es que, a fuerza de irradiar tanta luz
sus enemigos aparecían impotentes aunque estaban recubiertos de todos los poderes que humanamente se pueda imaginar.
Fue llevado a prisión y permaneció allí durante 14 meses. En estos momentos de prueba y persecución el escribió muchas cartas a sus amigos pero sobre todo a su familia, muy atribulada por los hechos.

Tanto su esposa como su hija, llevadas por la desesperación, en algún momento
le instaron a ceder y dejar que las cosas ocurran como lo quería el Rey.
De todas formas - decían ellas - suficiente prueba y testimonio has dado de tu rectitud y tu lealtad, de tu honestidad, justicia y bondad.
Pero Tomas Moro, solo recibía estas reflexiones como un peso que venía a complicar más su situación como jefe de familia. "No lo hagas por ti, hazlo por tu mujer y tus hijos" le decían otros. Verdaderamente para Tomas esto era una tentación en la que no cabía de su parte ni un solo instante de duda o reflexión adicional. El tenía la capacidad de ver la verdad y no podía dar la espalda a esa verdad sin dársela también a Dios.

Escribe desde la prisión una carta a su amada hija donde le dice lo siguiente:

"Ten, pues, buen ánimo, hija mía, y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor."

"Cuando nos sintamos demasiado atrevidos, recordemos nuestra fragilidad; cuando nos sintamos demasiado desmayadizos, recordemos la fortaleza de Cristo"

Muere en la guillotina, de manera heroica
y perdona a todos aquellos que procuraron su muerte.


LA PELÍCULA

Un hombre para la eternidad

A Man For All Seasons




Año de producción: 1966
País: Reino Unido

Dirección: Fred Zinnemann

Argumento: Robert Bolt (Obra de teatro)
Guión: Robert Bolt

Música: Georges Delerue

Fotografía: Ted Moor
Distribuye en DVD: Sony
Idiomas: Español e Ingles
Subtítulos en Español
Duración: 120 min.
Público apropiado: Jóvenes y adultos

Género: DRAMA, BIOGRÁFICO,HISTÓRICO


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