¿Es posible la Gloria de la Resurrección
sin el sufrimiento de la Pasión?
Celebramos por estos días la Octava de Pascua. El tiempo pascual del calendario litúrgico, celebra la Victoria de Cristo sobre la muerte. Victoria definitiva que establece un camino posible para el hombre. Camino de retorno al Padre, camino de Redención. Un camino por el que es posible salvar lo que estaba perdido a través de una Victoria con mayúscula y que, paradójicamente resulta como fruto del sufrimiento del Hijo del Hombre, Jesucristo. Victoria que se expresa en un lugar que le pertenece a la derrota... la Cruz. Lugar del escándalo y la ignominia, lugar que se le daba a los grandes criminales, a los monstruos sociales...
¿Hasta qué punto eres consciente del precio que tu Señor ha pagado por tu salvación y tu liberación?
Decíamos en otro lugar que los cristianos fácilmente nos acostumbramos al discurso de la fe. Las palabras ya no siempre tocan nuestro corazón y nuestras consciencias. Creo firmemente que Dios al presente nos toca utilizando la belleza. Dios efectivamente puede hacerlo en aquellas almas que guardan una cierta sensibilidad. Pero ¿qué pasa con aquellas otras almas que parecen endurecidas como una piedra frente a los toques amorosos de Dios? Se trata sobre todo de una indiferencia que actúa como un blindaje.
La experiencia nos muestra que entonces el sufrimiento más que un castigo puede ser el detonador de una verdadera y efectiva reacción.
Shadowlands o "Tierras de penumbra" es una película que tiene un porte mayor. Es la historia del afamado escritor ingles C.S.Lewis quien es conocido entre otros libros por su saga titulada "Las crónicas de Narnia". El era un literato que en su juventud se declaró ateo, posiblemente dio las espaldas a Dios el día que, a la tierna edad de los diez años, perdió a su madre. Años más tarde, cuando decía "Estoy muy molesto con Dios por no existir", influenciado por un grande de la literatura, el escritor J.R.R. Tolkien quien era católico, volvió a los caminos de la fe desde su realidad anglicana. Tolkien, aunque hubiera preferido que siga su recomendación de hacerse católico, respetó su elección y le supo proporcionar el acceso a la Teología católica. A partir de entonces, el tema de Dios ya no le era indiferente a Lewis.
Jack, como solían llamarle los íntimos, era un hombre sobre todo intelectual, educado y graduado en la prestigiosa universidad de Oxford y maestro de literatura medieval y clásica en la misma universidad. Vivía con su, también soltero hermano mayor en una suerte de vida monacal, aislada, dedicada a la creación de sus obras, la lectura y establecer correspondencia con sus admiradores. De alguna forma había construido un escenario que le servía de tribuna para contemplar lo que ocurría en el mundo.
De manera particular le inquietaba el tema del sufrimiento. Escribe lo siguiente:
"Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido"
Hasta entonces, Lewis habla a partir de la experiencia de una pérdida como fue la de su madre y luego la muerte de su padre. Pero su teoría del megáfono va a pasar por una prueba de fuego cuando conoce a Joe Greshman, poetisa norteamericana en quien descubre a un personaje que se encuentra a las antípodas de su situación demasiado formal. Joe es una mujer intrépida, totalmente desenfadada y de un sentido practico amplio. Ella ama decir las cosas por su nombre y no se queda nunca en las formas sino que siempre aborda el fondo del asunto.
Lewis, quien ya es un hombre maduro, encuentra que esta amistad con esta mujer le desestabiliza, le cuestiona profundamente y comprende que hasta entonces, él sin casi darse cuenta, se ha parapetado en una tribuna para filosofar sobre la vida al precio de renunciar a un real protagonismo. El descubre por vez primera lo que es el amor, tanto más si la causa que le revela súbitamente sus sentimientos profundos es un cáncer que aparece inesperadamente en la mujer que ama.
Jack Lewis contempla la vida desde una perspectiva totalmente otra y que no conocía. Ahora el sabe por experiencia que es un ser de amor, capas de amar profundamente, como lo dirá él mismo: "creo que le amo demasiado", y el demasiado es a propósito de un amor que le duele, le duele porque es un verdadero amor y quien ama toma riesgos.
San Agustín dice: "Si no quieres sufrir no ames. Pero si no amas: ¿para qué quieres vivir?"
Es así como el escritor de los cuentos para niños comprende que la vida nos sorprende, tal vez más que la sorpresa que tiene la niña que protagonista su obra de las Crónicas de Narnia, cuando abriéndose paso entre los gruesos abrigos de un armario descubre un paisaje alucinante, el mundo de Narnia. Lewis se abre paso a este nuevo panorama que le presenta la vida como un lugar para ser feliz, verdaderamente feliz, pero que esta felicidad verdadera que nos brinda el amor no está separada del sufrimiento.
¿Por qué hablar justo ahora de este tema? ¿Por qué hablar del sufrimiento en este tiempo Pascual cuando deberíamos más gozarnos de la alegría de Cristo Resucitado? Por eso mismo que descubre Lewis: "La alegría y el gozo del hoy hace parte del sufrimiento del mañana. No lo debemos separar porque el uno hace parte del otro y viceversa"
Es así como podemos comprender el abrazo al crucificado que con pasión loca ofrecen los santos a su Salvador. Esta es la locura de la Cruz de la que habla San Pablo y es también lo que explica cómo personas como la mística francesa Marta Robin ha vivido en lo que ella llamará "la cruz y la alegría".
Santa Teresa de Ávila exclamará "Muero porque no muero"
Un Cristo sin Cruz es tan incompleto como un Cristo que no ha Resucitado. El dolor de ayer nos adentra en el gozo del presente. Y el gozo del presente nos prepara para asumir el dolor que vendrá.
El sufrimiento como tal es algo espantoso y hasta podemos calificarlo de absurdo y sin sentido, a no ser que justamente le demos un sentido ¿Cual? El del fin último.
¿Cuál es el fin último de mi vida? ¡Dios no puede habernos creado para sufrir!. Por el contrario, Dios nos ha creado para ser felices y no de cualquier felicidad sino de una felicidad PERFECTA. Es por eso que la reacción de rebeldía, rechazo y desgarro frente al sufrimiento es totalmente normal y sana en el ser humano. Pero si admitimos esto también deberemos admitir que la completa disconformidad frente al sufrimiento surge porque tenemos consciencia de que nos corresponde ser perfectamente felices. No me corresponde estar enfermo, no me corresponde penar en esta vida, no me corresponde el desamor, no me corresponde morir, no estoy programado para pasar por eso porque tengo un alma eterna e inmortal que necesita ser feliz hasta el éxtasis.
Dios se une a nuestro drama y asume la herida que nos trastorna. Dios muere sobre una Cruz, lugar de mi maldición y eso para que yo comprenda que he sido salvado, he sido asumido en todas mis carencias por Aquel que me ha liberado por su Victoria. Victoria que no me ha costado absolutamente nada a mí y sin embargo Victoria de la que debo apropiarme, la debo usurpar felizmente porque es voluntad de Dios que así sea y porque no hay otro camino para recuperar la bienaventuranza perdida.
Nuestras miradas contemplan entonces a Cristo Resucitado, vencedor frente al dolor y la muerte y este gozo de hoy no es sino la razón por la que mañana podremos sortear las adversidades que nos toque conocer.
Que podamos todos recordar oportunamente, sobre todo en el día en el que no veremos brillar el sol, cuál es la Esperanza a la que hemos sido llamados.
"¡Despiértate tú que duermes y Cristo te iluminará!" Ef 5,14
C.S. Lewis (Anthony Hopkins), profesor de literatura en Oxford, es también un escritor de gran reputación (Autor de "Las Crónicas de Narnia"). Es soltero y vive con su hermano de forma casi monacal, totalmente desconectado de la realidad, encerrado en el mundo de la enseñanza y los libros. Un día irrumpe en su vida Joy Gresham (Debra Winger), una poetisa estadounidense y gran admiradora suya, que está de viaje por Inglaterra con su hijo (Joseph Mazzello) y desea fervientemente conocerlo en persona.
A partir de este encuentro, Lewis experimentará en carne propia lo que la sabiduría de sus dichos en las diferentes conferencias que dicta significan efectivamente. "Dios es como un escultor quien con su cincel nos va dando forma, pero esos golpes nos duelen... No hay verdadero amor sin una cuota de sufrimiento"
Realmente es una extraordinaria película que no dejará indiferente a ningún espectador.
TÍTULO ORIGINAL | Shadowlands |
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AÑO | 1993 |
DURACIÓN | 130 min. |
PAÍS | |
DIRECTOR | Richard Attenborough |
GUIÓN | William Nicholson (Novela: C.S. Lewis) |
MÚSICA | George Fenton |
FOTOGRAFÍA | Roger Pratt |
REPARTO | Anthony Hopkins, Debra Winger, Joseph Mazzello, Edward Hardwicke, John Wood, Michel Dennison, James Frain, Peter Howell, Roger Ashton-Griffiths |
PRODUCTORA | Savoy Pictures / Spelling Films / Price Entertainment |
PREMIOS | 1993: 2 nominaciones al Oscar: actriz (Debra Winger), guión adaptado 1993: 2 premios BAFTA: Alexander Korda a Mejor película inglesa, actor (Anthony Hopkins) 1993: National Board of Review: Mejor actor (Anthony Hopkins) |
GÉNERO | Romance. Drama | Enfermedad. Basado en hechos reales |
MENÚ PRINICIPAL
MENÚ DE ESCENAS
IDIOMAS: ESPAÑOL E INGLES
SIN SUBTÍTULOS
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FORMATO: DVD5
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